COLEGIO DE ARQUITECTOS DE SANTA CRUZ

HISTORIA INSTITUCIONAL 1956-2006

Victor Hugo Limpias Ortiz

Entre las instituciones gremiales de carácter profesional de Santa Cruz, el Colegio de Arquitectos se constituye en un referente importante, no solamente como una de las sociedades profesionales fundadoras de la Federación Departamental de Profesionales, sino principalmente como una entidad que ha contribuido significativamente al desarrollo cruceño, tanto a nivel urbano como regional…

En sus cinco décadas de vida, el CASC ha ejercido un papel protagónico en muchas de las decisiones trascendentes que ha tomado la sociedad civil cruceña, actuando más allá de su estricto ámbito urbano arquitectónico, aportando al proceso que convirtió a Santa Cruz en la región más pujante del corazón sudamericano. «El Colegio», como le llaman afectuosamente los profesionales arquitectos que lo conforman, participó orgánicamente en las luchas cívicas reivindicatorias del 11% de las regalías petroleras, e inmediatamente después en la convocatoria y calificación del Plan Techint y en la creación de la institucionalidad que posibilitó la construcción de la ciudad a partir de mediados de la década de los ´60s: el Comité de Obras Públicas, el Consejo y la Oficina Técnica del Plan Regulador, y las cooperativas de servicios públicos. Igualmente importante fue el aporte personal de los arquitectos en la conformación y consolidación de la industria de la construcción, que con el tiempo se convertiría en la más activa del país, con un mercado inmobiliario excepcionalmente dinámico e innovador, y que hoy diseñan la mejor arquitectura de Bolivia.

Por todo ello, el Colegio de Arquitectos de Santa Cruz se ha convertido en un referente regional, nacional e internacional, coincidente con el incremento progresivo del peso específico de Santa Cruz en todas las esferas de la vida nacional y en el ámbito continental. Prueba de ello, es que en los últimos quince años, cuatro arquitectos cruceños han presidido el Colegio de Arquitectos de Bolivia, y que los arquitectos cruceños hoy son reconocidos en Latinoamérica y el mundo, a través de la publicación de sus obras y estudios, y un creciente grado de participación en importantes eventos internacionales.

Actualmente el Colegio cuenta con cerca de ochocientos colegiados, que representan un 20% del total de arquitectos de toda Bolivia. A diferencia de la mayor parte de los arquitectos bolivianos, formados en su gran mayoría en tres universidades nacionales, los arquitectos cruceños se han educado en una treintena de escuelas de arquitectura de más de una docena de países americanos y europeos, aparte de las escuelas bolivianas. Luego de varias generaciones formadas afuera del país, especialmente en Brasil y Argentina, la última generación se viene educando en la misma ciudad, que hoy cuenta con cuatro escuelas de arquitectura. Del total de arquitectos agremiados actuales, alrededor de la mitad se formó en el exterior del país, y la otra mitad en universidades bolivianas. Como la primera escuela de arquitectura local recién se abrió en 1984, los primeros arquitectos formados en Santa Cruz se graduaron a principios de los ´90.

A continuación, y aprovechando la celebración del Cincuentenario de la fundación del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz, se intenta ofrecer un panorama histórico general, aunque breve, de esta institución que ha aportado significativamente al progreso cruceño y boliviano, que se mantiene firme en el compromiso asumido por quienes la fundaron, aquel 8 de enero de 1956.


ANTECEDENTES

La fundación del originalmente denominado «Centro de Arquitectos» cruceños no puede entenderse fuera de su marco histórico. Además de las especiales condiciones gremiales que le anteceden, existen importantes condicionantes sociales, económicas, políticas e institucionales que merecen resumirse para reconocer la verdadera dimensión histórica del hecho, y el efecto que tuvo.

A mediados de los años cincuenta, la ciudad de Santa Cruz, entonces con apenas 56.000 habitantes, miraba el porvenir con notable optimismo, y había muchas razones para ello. En primer lugar, el Plan Bohan de 1942, luego de más de una década de planificación y ejecución finalmente veía terminadas las obras de comunicación fundamentales. Así, el casi cuatricentenario aislamiento llegaba a su fin cuando en 1954 se inauguró la carretera asfaltada desde el interior del país, iniciada por Hertzog en 1947 con financiamiento norteamericano. Por si fuera poco, los ferrocarriles internacionales hacia Brasil (1955) y Argentina (1958-62) conectaron la ciudad con el Atlántico y el mundo, igualmente con financiamiento externo que la región pagaría posteriormente con el incremento excepcional de su economía. Pero tales vías no podrían explicar el impresionante desarrollo posterior, que se sostendría en la explotación de hidrocarburos (petróleo principalmente) y la economía generada por la creación casi simultánea, a principios de los ´50, de cuatro grandes ingenios azucareros (tres privados y uno público), el centro de investigación ganadera de Todos Santos y dos centros de investigación agrícola. Todo ello, junto a las inversiones urbanas financiadas con las regalías, sentaron las bases necesarias para levantar lo que con el tiempo se convertiría en la moderna economía agroindustrial regional.

Aunque el Comité de Obras Públicas todavía era una sección de la Prefectura (recién obtuvo su autonomía a fines de 1963), existía la visión y el interés en el liderazgo técnico local para iniciar un proceso de planificación física de la ciudad que posibilitara un crecimiento armónico en el futuro. Esto queda evidente en la «Citación a los arquitectos cruceños» escrita de puño y letra por Carlos González Lack el 25 de mayo de 1956, de donde se entiende también que algunos colegas habían asumido el compromiso ante el Prefecto y el C.OO.PP. de fundar una asociación gremial, y lo mismo ocurrió con los ingenieros.

Esta especie de «mandato institucional» tiene sentido en el marco de las acciones posteriores del Comité de Obras Públicas prefectural, que en 1957 obtuvo la autorización para convocar a una licitación internacional para diseñar el plan regulador de la ciudad. Los arquitectos, fundamentalmente Carlos González Lack y Sergio Leigue Suárez, participaron activamente durante todo ese importante proceso, junto a algunos ingenieros, que también recientemente habían conformado una institución gremial.


REUNIÓN FUNDACIONAL

Hasta antes de la creación del Colegio de Arquitectos, ejercían la profesión de arquitectos en la ciudad un puñado de arquitectos, varios de los cuales no contaban con estudios académicos o no los habían concluido, en una situación normal para la época. De hecho, el primer arquitecto cruceño formado académicamente fue Orlando Parada Suárez, que se graduó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile el 19 de noviembre de 1930. Después se le sumó Santiago Demiguel y un puñado de constructores sin formación académica, pero que ejercían como «arquitectos».

A fines de los ´40, con la carretera desde el interior y los ferrocarriles aproximándose a la ciudad, varios jóvenes cruceños viajaron a los países vecinos para prepararse profesionalmente, anticipándose al despegue que se avizoraba. Entre ellos, una decena decidió estudiar arquitectura. El primero en regresar fue Cristóbal Roda Daza en 1953, formado en la Argentina. Desde que llegó se mostró interesado en agrupar a los arquitectos en una asociación, pero en principio encontró cierta resistencia debido a la condición no titulada de la mayor parte de los que ejercían entonces la profesión y al escaso número de ellos. Esta situación cambió luego del arribo del Brasil de Carlos González Lack y otros jóvenes recién formados, cuando finalmente logró contar con el apoyo necesario para llevar a cabo su aspiración. La primera reunión, calificada de «fundacional», se realizó el 28 de enero de 1956 en el domicilio del Dr. Rodolfo Weise, suegro de González, ubicada en la Calle Sucre 107. Esa histórica reunión fue presidida por Roda, una vez que él la había convocado junto a su colega. Participaron los siguientes ocho arquitectos:

Cristóbal Roda D.
Carlos González L.
Carlos Pedraza P.
Orlando Parada S.
Santiago Demiguel
Pablo Nuyttens
Hugo González A.
Sergio Leigue S.

Luego de efectuar las consideraciones del caso, al final de la reunión se eligió un primer directorio provisional, el que quedó conformado de la siguiente manera:

Presidente:  Orlando Parada
Secretario General:  Santiago Demiguel
Secretario Vinculación:  Sergio Leigue

En el mismo Acta se aclara que, aprovechando la llegada prevista de varios nuevos arquitectos, se modificaría el Directorio en una próxima reunión formal de fundación, a realizarse luego de 3 meses. En esta primer reunión se decidió obtener información que permitiera llevar adelante el estudio para redactar un Reglamento Municipal de Edificaciones y Urbanización, y en ese sentido, el 7 de febrero siguiente, el Secretario de Vinculación, Sergio Leigue, envió una solicitud formal al Servicio Informativo Interamericano, requiriendo reglamentos urbanos y de construcción de los Estados Unidos de América.

Dos documentos relevantes produjo esta primera gestión provisional. Primero, una propuesta de «Organización, funcionamiento y financiación de las Oficinas Técnica, Jurídica y Contable del C.OO.PP.», redactada por Sergio Leigue, Carlos Gonzáles y Carlos Pedraza. Este documento, fechado en 4 de abril de 1956, se constituye en un primer borrador de lo que sería, once años más tarde, la Oficina Técnica del Consejo del Plan Regulador. Luego, el 23 de mayo siguiente se envía al C.OO.PP. un segundo documento de igual importancia, firmado por el Centro en pleno y titulado «Planteamiento del Centro de Arquitectos de Santa Cruz al Comité de Obras Públicas para Elaboración de Trabajos Urbanísticos». Esta propuesta prácticamente intentaba convertir al Centro en una suerte de empresa privada conformada para la «elaboración del plano regulador de la ciudad en sus características definitivas; en base al estudio hecho por la comisión Ivanisevich» (1946) y también para elaborar el «código de obras de dicho plano». Esta detallada propuesta se constituiría en la base de la futura convocatoria internacional que terminaría adjudicándose la consultora Techint.


FUNDACIÓN FORMAL

Aparentemente existieron desavenencias entre los miembros y es posible que la modalidad de contratación establecida en el Planteamiento formal enviado al C.OO.PP. haya sido un factor de conflicto entre los arquitectos más jóvenes y los de mayor antigüedad. Por ello, es ilustrativo el hecho que, menos de una semana después de enviada la propuesta mencionada, se convocó y se efectuó la planificada reunión formal de fundación del «Centro de Arquitectos de Santa Cruz-Bolivia», el sábado 28 de mayo de 1956. Esta segunda reunión formal se realizó a horas 15:30 en la misma casa de la Calle Sucre, a la que asistieron los siguientes nueve arquitectos:

Carlos González
Cristóbal Roda
Carlos Pedraza
Jorge Roszas
Angel Flores
Pablo Nuyttens
José Zelaya
Julio Moreno
Sergio Leigue

Habían sido citados a la reunión, pero no asistieron a la misma, los directivos principales del directorio provisional elegido exactamente tres meses atrás. Tal inasistencia, particularmente la de los arquitectos de mayor edad (Parada y Demiguel), debe entenderse como producto de las diferencias generacionales ya mencionada. En esa segunda reunión se eligió a la mesa directiva para la gestión 1956-57, la cual quedó conformada de la siguiente manera:

Presidente: Carlos González Lack
Secretario de Hacienda: Cristóbal Roda Daza
Secretario General: Sergio Leigue Suárez
Vocal:     Carlos Pedraza Pedraza

Esta directiva dio inicio a los trámites para obtener la personería jurídica. Se definió una cuota fija de Bs. 2.000 para cada socio, destinada a los trámites e imprimir material de escritorio. Asimismo, se designó a la primera Comisión, encargada de redactar los Estatutos del nuevo ente colegiado, conformada por los siguientes arquitectos:

José Zelaya  Ángel Flores
Julio Moreno  Carlos Pedraza

Al finalizar la reunión, para realizar el respectivo seguimiento a las tareas asumidas, se estableció reuniones semanales los días miércoles a horas 20:00.


PRIMER ESTATUTO ORGÁNICO

La Comisión estatutaria actuó responsablemente, y el 7 de agosto siguiente se aprobó el primer Estatuto Orgánico del Centro de Arquitectos de Santa Cruz, con 6 capítulos y 44 artículos. En ese documento se establece como fecha de aniversario del Centro el 28 de enero, en alusión a la primera reunión fundacional. Llama la atención el espíritu progresista y comunitario que motivó al Centro durante sus primeros años, reflejada en su Estatuto. Entre sus fines se destacan algunos como el de «Mantener a sus asociados al tanto de los adelantos de la arquitectura y el urbanismo que ocurran en los centros más adelantados del mundo…» y principalmente, el de «Hacer conocer al pueblo esos adelantos y colaborar a las autoridades con esos conocimientos para solucionar en la mejor forma posible los problemas técnicos de la comunidad».

Con la ventaja de la perspectiva histórica, resulta evidente que existió una notable coincidencia entre esa visión progresista del gremio y las acciones urbanísticas realizadas posteriormente. En ese sentido, la implementación del Plan Techint y su visión urbana idealista, debe entenderse como una manifestación concreta de los ideales gremiales expresados en ese primer Estatuto. Los hechos urbanísticos más decisivos en la historia reciente de Santa Cruz fueron derivados directamente del accionar del Centro de Arquitectos, tanto en su primera fase de organización y consolidación (1956-65) como en su segunda fase de apoyo directo a la implementación efectiva del Plan Regulador (1965-74). Las reuniones del Centro de Arquitectos se efectuaban primero en las propias viviendas de los mismos arquitectos. Alrededor de 1965 se alquiló una pieza al Dr. Ovidio Santistevan en la Calle René Moreno esquina Ballivián. Cuando no se pudo pagar el alquiler, a partir de 1969 las reuniones se las programó nuevamente en las casas de los propios arquitectos, con cena incluida para motivar mayor asistencia, y después en restaurantes como «La Pascana», el «2 y 2», y en el Club Social «24 de Septiembre». La administración de los pocos fondos que manejaba la institución se realizaba en la casa de los tesoreros o secretarios de cada directiva.


GENERACIÓN PIONERA

Del reducido grupo de arquitectos que fundó el Colegio, ninguno se formó en el país, que para entonces sólo tenía una escuela de arquitectura en la sede de gobierno. Como ya se indicó el primer arquitecto cruceño formado académicamente fue Orlando Parada Suárez, formado en la Universidad de Chile. También se formó en esa universidad el segundo arquitecto cruceño, Santiago Demiguel, aunque no hay documentos. Todos los demás integrantes de la primera generación de arquitectos cruceños se formaron en Brasil y Argentina, de acuerdo al siguiente detalle:

Carlos González Lack Universidade Politécnica de Sao Paulo 1952
Cristóbal Roda Daza Universidad Nacional de Córdoba 1956
Sergio Leigue Suárez Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1954
Ángel Flores Aguilera Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1954
José Zelaya González Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1956
Julio Moreno Forteza Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1956
Carlos Pedraza Pedraza Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1956
Antonio Franco Monasterio Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1957
Mario Palma Gómez Universidad Nacional de Córdoba 1958
Damirón Jordán Carrasco Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1958

Forman parte de esta generación pionera tanto el húngaro Jorge Roszas como el belga Pablo Nuyttens, que llegaron con formación técnica desde sus respectivos países, y realizaron algunas obras significativas. Durante esos años ejercían la profesión algunos arquitectos sobre los que había serias dudas al respecto de que hayan concluido sus estudios, pues no entregaron sus documentos al serles requeridos y dejaron de asistir a las reuniones cuando este requisito se convirtió en norma obligatoria.

En este marco fundacional, es necesario esclarecer algunos detalles de excepción. El primer arquitecto cruceño que se formó en Bolivia fue Hugo Inchauste Zambrana (UMSA, 1949), pero desarrolló su actividad fuera de Santa Cruz y no participó de estos primeros años institucionales. Lo mismo ocurrió con los hermanos paceños Luis y Alberto Iturralde Levy, formados ambos en Francia (París, 1930 y 1936, respectivamente), quienes desarrollaron una importante labor en La Paz y cuya labor local se limita a dos obras premodernas (1938 y 1945) y otra moderna (1957). Ninguno de ellos participó en las reuniones fundacionales ni en los procesos posteriores. Finalmente, es pertinente recordar que tanto Carlos González como José Zelaya estudiaron un año en la UMSA, antes de realizar su traspaso y graduarse en Brasil.

Volviendo a la línea principal de esta descripción histórica, también fueron  protagonistas de la consolidación del Colegio, de la implementación de la infraestructura urbana, creación e implementación del Plan Regulador y son parte de esta generación pionera de arquitectos cruceños, los siguientes:

Mario Balcázar Castro Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1960
Manuel Rodolfo Guzmán Terrazas Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1961
Antonio Marco Sánchez Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1962
Mario Ribera Parada Universidade do Brasil, Rio de Janeiro 1962
Humberto Ribera Parada Universidad Nacional de Córdoba 1963
Carlos Romero Dávalos Universidade de Minas Gerais 1963
Arturo Cronenbold Parada Universidade Mackenzie, San Pablo 1965
Martha Aramayo Roca Universidad Nacional de Córdoba 1966
Jorge Romero Píttari Universidad Nacional de La Plata 1967
Carlos Alberto Morales Castedo Universidad Nacional de Tucumán 1967
Víctor L. Tufiño Bánzer Universidade Federal da Bahía 1968
Wálter Rubín de Celis Velasco Universidade de Sao Paulo 1969

Tuvieron una muy activa participación en la arquitectura cruceña desde la segunda mitad de los ´60 otros dos colegas que no nacieron en Santa Cruz: Guillermo Arce Núñez del Prado (Universidade do Brasil, Rio de Janeiro, 1964) y Marcelo Franco Bedoya (Universidad de Buenos Aires, 1965). Por su parte, Fernando Prado Salmón (Universidad de Roma, 1970) participó activa y decisivamente en la planificación urbana cruceña desde su graduación y continúa su importante trabajo hasta hoy.

Con excepción de los dos primeros arquitectos locales (Parada y Demiguel), la formación profesional de esta primera generación de arquitectos cruceños se caracterizó por la visión dominante de los principios del racionalismo funcionalista del Movimiento Moderno, y por ello, su accionar profesional y gremial se enmarcó en tales principios. Por otro lado, el hecho de que prácticamente toda esta primera generación se educó en los dos países de mayor desarrollo urbano del continente, contribuyó a que su visión urbana sea exigente y progresista, considerando que la ciudad en donde nacieron y se criaron era entonces una gran aldea de polvo y barro, sin infraestructura urbana y definida por arquitectura tradicional de barro y madera, mientras que las ciudades en donde vivieron por más de cinco años, contaban con toda la infraestructura y el equipamiento urbano necesarios para una vida urbana satisfactoria. Como arquitectos, comprendieron mejor que nadie la importancia de contar con el equipamiento y la infraestructura necesarias, y fueron consecuentes con ese reconocimiento, trabajando con ahínco para lograrlo.

Desde sus inicios el Centro participó activamente en el quehacer institucional, y de esa manera, el 9 de mayo de 1957 el Colegio fundó, junto a otras ocho agrupaciones profesionales, la Federación Departamental de Profesionales. Igualmente, desde su fundación participó con delegados oficiales en el Comité Pro Santa Cruz en los duros tiempos de 1957-59, y mantuvo una constante y muy activa relación con el Comité de Obras Públicas y la Municipalidad en el periodo fundamental en el que prácticamente se definió el diseño y se construyó la infraestructura urbana. En julio de ese mismo año, el centro de Arquitectos analizó la problemática del ingreso del ferrocarril proveniente de la Argentina y emitió el 20 de julio un documento en donde rechazaba la intención de crear una segunda estación ferroviaria, dirigido al Prefecto y al Presidente del C.OO.PP.


PLAN TECHINT

El Centro de Arquitectos tuvo una actuación importante en el proceso de convocatoria y evaluación de las propuestas para elaborar el Plan Regulador de la ciudad. Desde abril de 1958, cuando se inició la preparación de las bases de la convocatoria internacional, hasta la decisión de aceptar la propuesta, a principios de 1960, el Centro actuó en todas y cada una de las etapas. Luego de un problemático proceso de evaluación, la tarea le fue asignada a la empresa ítalo-brasileña Techint, que entonces estaba construyendo el puente ferroviario sobre el Río Grande. En representación de los arquitectos Sergio Leigue no solamente participó en la comisión interinstitucional de diseño de la convocatoria y la evaluación, sino que colaboró estrechamente al urbanista alemán Philip Lohbauer, radicado en San Pablo y autor del diseño radioconcéntrico que propuso la firma para la ciudad.

Si bien los planos de Techint fueron rápidamente modificados, la estructura global de la propuesta fue la base técnica para la implementación del alcantarillado sanitario y pluvial, del sistema de distribución de energía eléctrica, del sistema de agua potable, de la red telefónica y a partir de 1966, de la pavimentación de las calles de la ciudad.

Luego de unos años de intensa actividad interinstitucional bajo el liderazgo presidencial de Antonio Franco, González Lack, Cristóbal Roda (1958-64) el Centro participó activamente en la consolidación de las bases estructurales para que se inicien las obras de infraestructura básica. Durante el período 1962-63, el Centro, apoyó directa y sistemáticamente la labor de los dos asesores alemanes del C.OO.PP., el jefe técnico ingeniero Hellmuth Voigt y el arquitecto Ekkehart Huber, asesor de urbanismo. Estos contribuyeron con un detallado análisis de la viabilidad del Plan Techint, coronado por un plan de acción, que incluía presupuestos, que facilitó el proceso de construcción de la infraestructura urbana, cuyo inicio se mostraba demasiado lento y complejo para la dirigencia cruceña.

En 1963, el Centro de Arquitectos participó directamente en el diseño del mercado «Los Pozos», merced a un convenio con la Alcaldía, entonces a cargo de Oscar Barbery Justiniano. Los arquitectos participantes fueron José Zelaya, Ángel Flores, Mario Balcázar, Santiago Demiguel y Carlos Gonzáles.

Luego de la renuncia de Gonzáles a la presidencia el 6 de marzo de 1963, asumió la presidencia Cristóbal Roda, quien se esfuerza por consolidar económicamente las alicaídas finanzas del Centro, que adeudaba sus cuotas a la Federación de Profesionales, mientras varios de sus asociados no cancelaban el porcentaje de 4% por proyecto realizado. En ese marco, el 1 de junio de 1964 se emitió dos resoluciones draconianas: la primera decretaba la expulsión de los socios que faltaran a tres reuniones continuas y cinco discontinuas, y la segunda, expulsaba a quienes no cancelaran sus obligaciones económicas, tanto sus cuotas mensuales, como el porcentaje determinado por proyecto.


PAVIMENTACIÓN

La tarea de coordinación con el C.OO.PP. la continuó Humberto Ribera Parada durante la gestión 1965-66, apoyado estrechamente por el voluntarioso José Zelaya. Así, una serie de circunstancias contribuyeron a que sean los arquitectos y no los ingenieros los que den la pauta para definir la pavimentación de la ciudad. El proceso lo inició Humberto Ribera el 5 de abril de 1965, cuando solicitó información al Instituto del Cemento Portland Argentino sobre alternativas de pavimentación urbana. La información técnica que le enviara en mayo y en septiembre de ese mismo año el Director de ese Instituto, el Ingeniero Juan García Balado, prácticamente definió el rumbo que seguiría el proceso. Poco después de ese hecho, en una de las reuniones mensuales del Centro de Arquitectos que presidía el mismo Humberto Ribera, en el  Restaurante «2 y 2» de la calle Independencia, se aproximó a saludar el entonces presidente del Comité de Obras Públicas, Ing. José Patiño Ayoroa. Luego de comentar que no se sabía cómo encarar la pavimentación, ante el fracaso de la experiencia previa de 1960, cuando se utilizó asfalto, Ribera aprovechó para informarle sobre los datos recibidos desde Argentina sobre un pavimento articulado en base a losetas de cemento tipo blokret. Ante el interés suscitado, el Centro de Arquitectos le envió a la mañana siguiente la folletería y al recibirla, el C.OO.PP. se entusiasmó con la novedosa alternativa, hasta entonces una opción completamente desconocida para ellos.

Una segunda coincidencia movió el interés hacia el Brasil, pues un comerciante de ese país le comunicó a José Patiño que en San Pablo se fabricaba ese producto y se estaba empezando a utilizar en varias ciudades. Como el tiempo apremiaba, el Comité envió inmediatamente al Jefe del Departamento Técnico del C.OO.PP. el Ing. Rolando de Chazal Echazú a la capital paulista, con el propósito de profundizar el conocimiento sobre el comportamiento real de la loseta de cemento. De esta manera, el 23 de marzo de 1966, el Comité de Obras Públicas, a través de sus técnicos, ofreció un informe completo a las autoridades y líderes locales, en donde la opción de la loseta blokret, fue reconocida y planteada como la alternativa más conveniente. Ello, a pesar de ser 15% más costosa que el asfalto, pero considerando que un pavimento reutilizable respondía perfectamente al hecho de que buena parte de la infraestructura subterránea estaba pendiente de ejecutar. Simultáneamente, la Prefectura solicitó al Banco Central de Bolivia los recursos necesarios para implementarlo, en el marco de las regalías petroleras, que para ese momento ya estaban consolidadas legalmente.

La nueva elección de Carlos Gonzáles como presidente del Centro en marzo de este mismo año, contribuyó a reforzar la posición de los arquitectos, que en este caso coincidían con los ingenieros. En mayo de 1966 se envía una nota de agradecimiento al Instituto del Cemento Pórtland Argentino, comunicándole que la información que enviaran a Humberto Ribera había sido decisiva en la definición del tipo de pavimento que la ciudad adoptaría. Es fácil imaginar la desazón de ese centro argentino al saber que, gracias a información proporcionada por ellos, la industria brasileña se vio beneficiada; y vale la pena destacar el gesto del Centro de al menos agradecerles formalmente.

A pesar de que ya el 20 de junio la decisión estaba prácticamente tomada, las dudas de la Federación de Profesionales y del Comité Pro Santa Cruz obligaron a que se organice una comisión interinstitucional para que viaje a San Pablo, y analice una vez más la conveniencia técnica de la loseta blokret. Días después, viajaron a San Pablo el mismo presidente del C.OO.PP. José Patiño Ayoroa, los arquitectos Humberto Ribera y Carlos González como delegados del Comité Pro Santa Cruz, Róger de Barneville, de la Cámara de Comercio, y el Contralor.

Además de constatar una vez más la pertinencia de usar la loseta, los miembros de esta comisión volvieron con el convenio de adquirir en sólo 22 mil dólares los derechos de producción para toda Bolivia, y en 2 mil dólares la maquinaria necesaria para implementar la fábrica de losetas en Santa Cruz. A principios de agosto llegaron las cinco mesas vibradoras y la hormigonera que comprendía la fábrica de losetas, e inmediatamente se puso a operar gracias a un técnico brasileño. El 5 de agosto se colocó la primera loseta y el 24 de septiembre siguiente, la primera cuadra de la Plaza Principal era inaugurada, cambiando la ciudad para siempre. Poco antes, a mediados de julio, el Comité Pro Santa Cruz agradeció formalmente a los arquitectos por su aporte en la definición de la pavimentación de la ciudad, proceso que duró en su totalidad, desde que Humberto Ribera le proporcionara el dato al C.OO.PP. hasta la colocación de la primera loseta, menos de un año.


PLAN REGULADOR

Ya en su segunda gestión, y preocupado el Colegio por los cambios arbitrarios que se estaban ejecutando sobre los mismos planos de Techint, Sergio Leigue junto a Martha Aramayo, entonces funcionaria ejecutiva del C.OO.PP., retiraron prácticamente por la fuerza los planos de la Consultora Techint que se encontraban en la Prefectura, e inmediatamente se iniciaron las gestiones para crear el  Consejo y la Oficina Técnica del Plan Regulador (OTPR), lo que se logra en 1967, definiendo un nuevo rumbo para la planificación urbana física de la ciudad.

El primer Gerente de la OTPR, producto de concurso de méritos, (1967-69) fue Carlos González Lack, quien ya había sido varias veces presidente del Centro de Arquitectos y era reconocido como el urbanista más ilustrado de la ciudad. Martha Aramayo, primera arquitecta cruceña, contribuyó decisivamente en el difícil y complejo proceso de implementación del Plano Regulador como presidente del Centro de Arquitectos (1968-69) y más aún, como Vicepresidente del Consejo del Plan Regulador. Presidía el Comité de Obras Públicas en esta fase crítica de implementación de la infraestructura urbana el Ing. Dante Pavisich Ribera, una figura fundamental del desarrollo urbano cruceño, quien asumió la presidencia de la autarquía en septiembre de 1966.

Bajo el amparo del C.OO.PP., autónomo desde 1963, la nueva entidad urbanística trabajó estrechamente ligada tanto al gremio de los arquitectos como al de los ingenieros. Mientras la infraestructura de la ciudad se ejecutaba, se implementaba el plano regulador de Techint con importantes modificaciones, realizadas por los técnicos cruceños, que a su vez consideraron las recomendaciones de los asesores alemanes. El autoritarismo de los gobiernos de entonces, salvo los meses críticos del gobierno de Juan José Torres, contribuyó a que el proyecto urbanístico se ejecute sin mayores reacciones contrarias y sin demasiadas distorsiones.


APORTE URBANÍSTICO

Mientras la ciudad se construía velozmente bajo el liderazgo urbanístico de arquitectos como Carlos Gonzáles, Fernando Prado, Víctor Tufiño y Wálter Rubín de Celis, y el naciente mercado de proyectos y obras tenía como protagonistas a arquitectos como los hermanos Mario y Humberto Ribera, Arturo Cronenbold y Sergio Leigue, el Colegio de Arquitectos aportaba al desarrollo urbano por medio de negociaciones directas por parte de sus directivos, a través de seminarios de concienciación, tramitación de normas y también, y a veces, utilizando la presión institucional.

En la gestión de Manuel Rodolfo Guzmán Terrazas se alertó sobre la importancia estratégica de consolidar los terrenos de la pampa de Viru Viru para construir allí el nuevo aeropuerto de la ciudad, y se inició tanto la concienciación ciudadana como los trámites. En la siguiente gestión, a cargo de Mario Ribera Parada, se logró ese importante propósito, que en el futuro habría de permitir la construcción del principal aeropuerto del país. Es importante señalar que el proyecto de Viru Viru surgió en los ´60 como futuro aeropuerto militar con el objetivo de reemplazar la base de «El Trompillo», y desde 1969 comenzó a discutirse la posibilidad de convertir al mismo en el futuro centro cívico administrativo de la ciudad.

A partir de 1972, durante las gestiones de Arturo Cronenbold Parada y Fernando Prado Salmón se organizan los primeros seminarios «revisionistas» del proceso de desarrollo cruceño, logrando imponer los criterios de planificación ante los sectores más reacios al mismo, y se definieron las primeras políticas de protección al patrimonio arquitectónico, en esa época en franco proceso de destrucción y reemplazo.

Esta primera mitad de los años ´70 fue una época en la que el C.OO.PP., la O.T.P.R., el Colegio de Arquitectos y la Sociedad de Ingenieros actuaban como un equipo interinstitucional que debía enfrentar un proceso de desarrollo extremadamente acelerado, en una sociedad que todavía no era consciente del valor de su patrimonio urbano y arquitectónico y de la necesidad de respetar la normativa urbana vigente. Sin duda que el ímpetu del proceso de construcción de la ciudad, y el marco de gobiernos militares de la época, imponía un entorno político favorable a las acciones pragmáticas e inmediatistas, desfavorecedor de la crítica, el análisis y la valorización del patrimonio histórico. Debido a ello, la destrucción del patrimonio arquitectónico afectó a una importante cantidad de edificaciones de valor histórico y parte importante de las nuevas edificaciones se definieron con una morfología y volumetría descontextualizada con la imagen urbana tradicional.


CONSOLIDACIÓN GREMIAL

La promulgación del Decreto Supremo de 1973, que durante algún tiempo protegió el campo profesional del arquitecto en Bolivia, sentó las bases para el fortalecimiento del Colegio de Arquitectos de Bolivia, proceso en el que jugó un rol protagónico el Colegio de Santa Cruz, gracias al surgimiento de nuevos líderes gremiales. Se destaca claramente en esa generación Sergio Antelo Gutiérrez, quien habría de liderar al gremio local durante cuatro gestiones consecutivas (1974-77), en un proceso altamente significativo que solamente se cortaría al resultar electo, en Septiembre de 1977, Presidente del Colegio de Arquitectos de Bolivia, al cual dirigió durante 3 años, dejando una huella hasta hoy evidente en la estructura nacional descentralizada del CAB.

Una de las primeras acciones que tomó Antelo fue definir la obligatoriedad del uso del contrato entre el arquitecto y el cliente, como paso obligado para continuar con el proceso de aprobación de planos ante la OTPR. Al formalizarse el pago de los aranceles, se aseguró la obtención de recursos económicos en cantidad y periodicidad suficiente para consolidar la institución. De hecho, con esos fondos, el 1974 se alquiló una pieza en la Calle René Moreno, se contrató a una secretaria a tiempo completo y se adquirió los primeros muebles. Tiempo después, se inició la publicación del primer boletín institucional, denominado «El Jone», que ofrecía la posibilidad de difundir información y dar cobertura a los primeros ensayos de crítica urbana y arquitectónica local. Este proceso de consolidación continuó en 1975 y 76, con la adquisición de dos oficinas en el noveno piso del Edificio «Santa Cruz». El propietario original era Erwin Vaca Díez, amigo personal de Antelo, quien ofreció facilidades de pago. El Colegio contaba con 8 mil dólares, y los restantes 12 mil se pagaron antes del fin de la gestión.

Con sede propia e institucionalmente consolidado gracias a un permanente flujo de ingresos, en la misma gestión de Antelo se creó un fondo gremial que en principio actuó como una especie de banco de fomento que intentaba convertirse en base para un seguro gremial. De hecho, el primer beneficiario fue Carlos González Lack, pionero del urbanismo cruceño, quien se vio incapacitado por un problema serio de salud. Considerando su extraordinario aporte, sus colegas lo apoyaron con un estipendio mensual a partir de entonces. Al terminar la gestión de Antelo, el fondo de solidaridad del Colegio contaba con cerca de 15 mil dólares, los que finalmente se agotaron en las gestiones siguientes.

Con tan buenos resultados administrativos e institucionales, no era de extrañar que Sergio Antelo sea elegido presidente del Colegio de Arquitectos de Bolivia, dejando a su vicepresidente, Carlos Barrero, en el colegio departamental. La actuación de Antelo en el Colegio Nacional fue igualmente positiva, logrando también institucionalizar la entonces todavía frágil institución, a la que la mayoría de las filiales no aportaba debidamente. Durante su gestión, se redactaron nuevos Estatutos y Reglamentos, definiéndose una estructura institucional consistente y descentralizada, que aseguró la consolidación y el fortalecimiento del CAB. Luego de dos intentos fallidos por estafas de los editores responsables iniciales, se logró en 1980 publicar dos anuarios de Arquitectura Boliviana, que hasta hoy se constituyen en fuente importante de información de la arquitectura boliviana de fines de los setenta.


CRECIMIENTO

Para fines de los años 70, Santa Cruz ya se había convertido en la zona de mayor crecimiento demográfico y económico del país, generando una actividad frenética en diferentes ámbitos, entre ellos, el mercado de la construcción, con su consecuente incremento en la cantidad de jóvenes profesionales que estudiaban arquitectura en otras latitudes. El incremento sostenido del número de colegiados, y la insuficiencia de la sede gremial, se hizo notablemente evidente al término de la década. Una vez que las mismas condiciones socioeconómicas y políticas del país eran particularmente inciertas, la intención de adquirir un terreno acorde con las proyecciones del gremio, se postergaría algunos años. Por ello, durante las gestiones siguientes, los esfuerzos institucionales se concentraron en la organización de diferentes eventos profesionales, para atender las expectativas de un creciente cuerpo colegiado, comprometido con el desarrollo de la región y el país.

En ese sentido, en la primera gestión de Carlos Barrero se tuvo la visita y conferencia del Presidente del Perú, Arq. Belaúnde Terry y por primera vez delegaciones cruceñas participaron de encuentros como la RAGA y el Congreso de la UIA en México. Luego de la reelección de Barrero en 1979 se dictaron cursos sobre planificación urbana y de arquitectura escolar, no pudiendo organizarse otras actividades debido a la inestabilidad política de la época. Es más, después del intento fallido de realizar nuevas elecciones, durante algunos días estuvo detenido el presidente del Colegio, quien se vio obligado a continuar su gestión hasta después de la caída del dictador García Meza.

El Congreso del Grupo Andino, RAGA, originalmente previsto para 1980, se realizó recién durante la primera gestión de Carlos Jaime Suárez en 1981. Ese año, la delegación cruceña tuvo una destacada participación en el Congreso Nacional de Arquitectos realizado en Sucre, cuando se aprobó un nuevo Estatuto para el CAB. Gracias a las mesas redondas que se organizaron sobre el Casco Viejo, la OTPR contrató a Maria Luisa Vásquez para que inicie la catalogación del mismo.  Las urgencias planteadas por el creciente grado de asistencia a las actividades obligó a la Institución a adquirir una tercera oficina en el mismo piso del Edificio Santa Cruz, mejorando temporalmente las condiciones de trabajo del Colegio.

Será en 1983 cuando se darán las condiciones para iniciar el proceso que concluiría con una nueva sede institucional. Ese año coincidieron la gestión de Freddy Gianella Peredo como presidente del CASC y al mismo tiempo Director de Obras Públicas del municipio, Sergio Antelo como Alcalde de la ciudad durante el gobierno de Siles Suazo, y Jorge Romero Pittari como Gerente de la OTPR. La existencia de un terreno en litigio, ubicado en un área de equipamiento de la Unidad Vecinal 2 (zona de El Tao), permitió que estos tres colegas lleven adelante el proceso legal correspondiente para obtener tal terreno en usufructo, comprometiéndose a efectuar construcciones inmediatamente. Sin embargo, tales intenciones habrían de esperar ante la grave crisis económica que afectó al país durante esos años de la hiperinflación udepista-mirista.

La mitad de los años ´80 fue un periodo institucional caracterizado por la permanente lucha por proteger el campo profesional del arquitecto, hasta entonces fuertemente intervenido por ingenieros civiles. La obtención por parte de la Sociedad de Ingenieros de una ley que protegía sus derechos, obligó a iniciar los trámites para obtener una norma de similar jerarquía para los arquitectos, que contaban con el mencionado Decreto de 1973. Mientras tanto, se discutía en diferentes instancias institucionales locales y departamentales, las diferencias de formación y la subsiguiente diferenciación entre el campo de trabajo del arquitecto y del ingeniero, lográndose poco a poco el reconocimiento de las mismas. Tuvo mucho que ver en el éxito de los esfuerzos de los arquitectos, el predominio de los mismos en la OTPR, entonces entidad autónoma, y por supuesto, la racionalidad del liderazgo de la SIB, que actuó inclusive a contrapelo de sus agremiados menos flemáticos.

Durante la gestión de Denis Bruno Arteaga, un loteador maniobraba para conseguir el terreno colegiado, aprovechando que el Centro Kolping y la Policía Nacional buscaban un terreno en la zona. Bruno, junto a Ronald Castedo, defendieron ante el Concejo Municipal la propiedad del Colegio, aprovechando los planos del Concurso de Anteproyectos que se había realizado en esa misma gestión, a principios de 1986, y marginando a la Policía Nacional del litigio, consiguiéndole un terreno de mayores dimensiones. Ese mismo año, a nivel nacional Santa Cruz logró imponer su propuesta de cambio de Estatutos, que preservaba el principio de la rotatividad del CENA y se creaban las filiales departamentales. Esta modificación permitiría a Santa Cruz ejercer un liderazgo nacional a nivel gremial, que todavía sigue vigente.

La Nueva Política Económica impuesta por el polémico Decreto 21060, en 1985, estableció las condiciones para el inicio de un proceso de expansión del mercado inmobiliario sin precedentes. Esta nueva situación obliga a tres gestiones consecutivas a trabajar arduamente en la redefinición de las condiciones de trabajo del arquitecto: primero, estableciendo límites profesionales claros con los ingenieros y segundo, lograr una Ley del Arquitecto que proteja los derechos de los colegiados. El primer objetivo se logra en las gestiones de Denis Bruno y Oswaldo Pereyra Rivero, logrando un beneficioso convenio con la Sociedad de Ingenieros que facilita el camino hacia el segundo objetivo. Aunque este último es de carácter nacional, será el borrador presentado por el Colegio de Arquitectos de Santa Cruz la base de la propuesta que se entregó a consideración del Senado en 1988, durante la segunda gestión de Carlos Jaime Suárez. En ese mismo período el Colegio  tuvo una activa participación en la definición de un Sistema Local de Planificación Urbana, promulgado mediante ordenanza municipal.

La gestión liderada por Oswaldo Pereyra coincidió con el inicio del boom económico generado por la NPE, lo que generó mayores ingresos al Colegio, posibilitando un incremento significativo en las actividades institucionales, en buena medida también alimentadas por el incremento en la inscripción de nuevos agremiados. Se desarrolló varios eventos, entre los que se destaca la mesa redonda «El Plan regulador y las perspectivas de la planificación urbana en Santa Cruz» de 1987. En esta gestión se gestionó la apertura del Colegio de Arquitectos de Montero, y se evidenció una intensa actividad en las diferentes comisiones de trabajo, estableciendo una nueva dinámica institucional.


NUEVA SEDE

Para 1986 el incremento significativo en el número de colegiados había convertido la sede en un espacio por demás insuficiente y por ello, durante la gestión de Oswaldo Pereyra se dieron los primeros pasos para construir una nueva sede. Se convocó a un segundo concurso de anteproyectos, con fallo emitido el 13 de octubre de 1987, en donde resultó ganadora la propuesta de los arquitectos Arturo Eduardo Rea y Carlos Rivero. La ejecución tuvo que esperar ante las dudas que todavía se tenía sobre la pertinencia de invertir en el terreno, considerando los reclamos de la junta de vecinos. Fue durante la segunda gestión de Carlos Jaime Suárez que se logró consolidar definitivamente el terreno, y ya en la gestión de Luis Fernando Álvarez Núñez se pudo dar inicio a las obras.

Dado que las pretensiones iniciales del proyecto demandaban un esfuerzo económico demasiado significativo, se pidió a los autores que diseñaran una edificación menos ambiciosa funcional y tecnológicamente. Un buen número de empresas, industrias y arquitectos aportaron con materiales de construcción, reduciendo los costos finales. Durante más de un año se trabajó intensamente y finalmente se inauguró oficialmente la nueva sede, faltando algunos detalles, al término de la gestión de Luis Fernando Álvarez. En la siguiente gestión, la de Ronald Castedo Allerding, la edificación se terminó completamente, y se amplió el sector social y churrasquera.


IMPACTO INSTITUCIONAL

Desde 1988 se publicó boletines periódicamente, mientras crecía significativamente el número de colegiados y la economía de la Institución mejoraba. Al mismo tiempo que se avanzaba en la implementación de la infraestructura y el equipamiento, era necesario consolidar administrativamente el Colegio, que asumía el reto de llevar adelante el Congreso Nacional de Arquitectos de noviembre de 1989. Este evento se desarrolló con notable éxito, marcado por una convocatoria extraordinaria que superó el medio millar de inscritos, algo nunca antes logrado en el país.

La complejidad de la organización del Congreso demandó de parte del presidente, Luis Fernando Álvarez, la contratación del primer gerente como funcionario de planta, Ismael Suárez Serrate, quien actuó desde principios de 1989 hasta fines de 1990. A partir de entonces, ante la creciente demanda de servicios y la complejidad creciente de la administración del Colegio, las gestiones subsiguientes mantuvieron el criterio de contar con un responsable administrativo, contratándose sucesivamente a los arquitectos Luis Vaca Pereyra Suárez (1990-1997)Carlos Durán Tarabillo (1997-2000) y Augusto Hollweg Liaño (2000-2005). Este año se contrató a la ingeniera comercial Lilian Justiniano.

Los dos primeros tercios de los años ´90, coincidentes con el mayor boom de la construcción en la historia del país, supuso para el Colegio un período de grandes logros institucionales.  Coincidió con toda la larga y fructífera gestión de Ronald Castedo Allerding y la primera gestión de Aquino Ibáñez Cuéllar. En esos años, coincidentes con el incremento significativo en los ingresos económicos, se fortaleció aún más el patrimonio del Colegio, con nuevo mobiliario y equipamiento, nueva ampliación de la sede y adquisición de la sede campestre de 17 hectáreas, en la zona de la Angostura a orillas del río Piraí, inaugurada el 12 noviembre de 1995 por Ronald Castedo.

Además de la promulgación de la Ley 1373 del Ejercicio Profesional del Arquitecto, lo más importante de este período es el incremento significativo de actividades académicas, gremiales e institucionales, organizadas por el Colegio en conjunto con diferentes instituciones y particularmente con la Facultad de Arquitectura de la UPSA, la primera de la ciudad (1984), con la que se organizó los influyentes Seminarios Internacionales de Arquitectura, y una notable variedad de cursos, seminarios y mesas redondas. Ello contribuyó decisivamente a producir una renovación intelectual de grandes proporciones dentro del Colegio, con repercusión nacional. Se debe sumar a ello el impacto urbano y arquitectónico producido por la más exitosa fase profesional de los arquitectos cruceños, con un mercado inmobiliario en expansión permanente y un gremio también creciente en cantidad y diversidad.

Este proceso se ha enriquecido con la posterior apertura de nuevas carreras de arquitectura (UCB, 1995; UAGRM, 1998; UDABOL, 2003), la organización de centros de estudios e investigaciones como el Cedure, y la conformación de una élite intelectual, académica y profesional que revisa y define pautas y criterios dominantes en diferentes aspectos del quehacer gremial. En estos años, el Colegio publicó periódicamente la Guía de los colegiados, el boletín mensual y financió otras publicaciones de interés profesional.

Nunca antes los arquitectos cruceños construyeron tanto en tan poco tiempo. Tal frenesí habría de provocar, lamentablemente, un grave desequilibrio en el mercado debido a la sobreoferta inmobiliaria, generando a partir de 1998 un proceso de descomposición económica de escala nacional que implicó la quiebra de bancos y empresas y generando una crisis profesional que habría de alcanzar niveles generalizados en el cambio de siglo.

El 2001, durante la presidencia de Luis Mariano Zambrana Bravo, el Colegio fue nuevamente sede de un Congreso de Arquitectos de Bolivia, el que a pesar de la crisis económica y profesional, terminó siendo uno de los de mayor nivel de asistencia en la historia del CAB. En esa oportunidad, por primera vez se organizó una Feria de la Arquitectura y la Construcción en forma paralela, y gracias al concurso patrocinado por la AFCAB se logró una importante participación de estudiantes de arquitectura de toda Bolivia. La notable reducción de los ingresos económicos del Colegio, consecuencia de la crisis económica, alcanzó su punto máximo el año 2002, agravada por las imprevistas pérdidas generadas por el Congreso.

Esta situación obligó la siguiente directiva, liderada por su presidente, Lilian Roig Justiniano, a enfrentar la situación con austeridad y creatividad. Para el 2004, gracias a la prudencia de la administración, el Colegio se encontraba nuevamente con una economía saneada y dispuesta a iniciar un nuevo proceso de expansión  de sus servicios a los colegiados. Se reinició la publicación del boletín institucional y se fortaleció la presencia institucional en los temas urbanos del momento. Como parte de una estrategia de vinculación con la comunidad, por primera vez el Colegio se presentó en Expocruz con un stand institucional. Luego de la seria crisis económica, que llegó a afectar la solidez institucional y la unidad interna, esta gestión reestableció al Colegio como una entidad modelo en términos de gestión administrativa.

En ese marco continúa la actual gestión institucional, a cargo de Carlos Alberto Ibáñez y su directiva, que ha reiniciado la organización de eventos profesionales de impacto como el Seminario Internacional de Arquitectura y el de Medio Ambiente. Además del boletín institucional, se publica periódicamente una separata en el diario «El Deber» que establece un vínculo consistente con la comunidad, y se continúa apoyando la importante publicación independiente «El Horcón», editado por el grupo de arquitectos del mismo nombre. Forma parte de esta gestión precisamente la publicación de este libro conmemorativo de los 50 años de la fundación del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz, y la programación de actividades que rememoran el hecho histórico de la fundación del Colegio y destacan su importante aporte regional. Es digno de destacar el espíritu optimista y progresista que nuevamente impregna el Colegio, luego de la grave crisis del cambio de siglo, y que supo dar realce a las «Bodas de Oro» institucionales con una importante publicación de 400 páginas a todo color, una inolvidable fiesta de gala con la presencia de todas las autoridades departamentales y nacional de arquitectos. El impacto de esas celebraciones ha generado una atmósfera institucional renovada que nuevamente a puesto al Colegio de Arquitectos como una institución referencial en la región.


LIDERAZGO NACIONAL

Con el prestigio y la consolidación logrados, tanto por el Colegio de Arquitectos de Santa Cruz como por los arquitectos cruceños en su conjunto, el fin de siglo permitió al Colegio consolidarse en una situación de liderazgo a nivel nacional. Este se expresa en cuatro cruceños ocupando la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional en los últimos quince años: Carlos Barrero (1990-92)Virgilio Suárez (1994-95)Ronald Castedo (1997-99) y Aquino Ibáñez (2003-05). Estos arquitectos cruceños continuaron la senda planteada por el primer cruceño presidente del CAB, Sergio Antelo (1977-80), en el sentido de administrar el CAB con espíritu integrador y visión institucional.

En la gestión de Carlos Barrero Suárez se conmemoró el 50 aniversario de la institución iniciando la tradición de realizar las reuniones consultivas en los diferentes distritos.  Por su parte, Virgilio Suárez Salas trabajó en el fortalecimiento de las filiales de menor tamaño, fundándose los colegios de Yacuiba y Guayaramerín, y se publicó una historia de la institución nacional. En esa senda de esfuerzos integracionistas, la gestión de Ronald Castedo Allerding promovió importantes eventos profesionales y la fundación de varias filiales provinciales y el último colegio departamental en Pando, mientras que Aquino Ibáñez Cuéllar reestableció las membresías internacionales y terminó de consolidar la economía institucional. Cada uno de los cinco cruceños que ha ejercido la presidencia del Colegio ha demostrado con su visión y administración que Santa Cruz no solamente tiene condiciones de liderazgo nacional, sino que desde hace muchos años lo ejerce en forma periódica y de manera exitosa en nuestro gremio, como sin duda refleja su también periódica elección por parte de los colegiados del resto del país.


DESAFÍOS GREMIALES

Este cambio de siglo demanda de los arquitectos cruceños esfuerzos especiales para ajustarse a los cambios estructurales que exigen las nuevas condiciones locales, nacionales y globales. Dos grandes grupos de desafíos profesionales se plantean para el futuro inmediato: el alto y creciente grado de competitividad que generará tanto el incremento en el número de colegiados como la apertura del mercado profesional nacional en el marco de la CAN y Mercosur, y la enorme complejidad que representan los crecientes problemas urbanos del área metropolitana de Santa Cruz, agobiada desde diferentes frentes sociales, económicos, culturales y políticos En este complejo momento crítico y decisivo para el país en su conjunto, el Colegio mantiene claramente su vocación de servicio a los arquitectos, a Santa Cruz y al país, y sin duda que los profesionales arquitectos que lo conforman y dirigen sabrán, como en los anteriores 50 años y con su sentido histórico y visión de futuro, responder a las demandas del presente.

Santa Cruz de la Sierra, Septiembre de 2007